domingo, 8 de julio de 2007

Crónica del sueño de una tarde-noche de verano

Esta es la crónica del sueño de una tarde-noche de verano en Lucena, Córdoba, España.
Ayer cogí el coche a las 5 de la tarde con 40 grados a la sombra y me fui a Lucena, Córdoba. 150 kilómetros desde Granada. Y es que allí reaparecía Juan Serrano "Finito de Córdoba", que toreaba junto a Castella y Talavante, los toreros de moda.
Llegué, compré mi entrada de los toros, esperé una hora y a las 20h:15' comenzó la corrida.
La corrida empezó mal, toros sin fuerza y descastados, ..., pese a todo Finito cortó 1 oreja en su primero y Talavante 2 en el suyo (las 3 orejas facilonas); Castella no pudo hacer nada con un inválido de libro.
Por fin salió el cuarto toro, salió FINITO a torear con el capote, y lo hizo "de cine" ..., la expectación comenzó a subir. Luego hizo un quite "por delantales" muy sentidos. La temperatura en la plaza subía por momentos.
Para cuando Finito cogió la muleta, el rum rum de la plaza y la actitud del torero presagiaba que algo iba a pasar.
Y vaya que si pasó, llegó la locura, toreo de ensueño, ..., toreo largo, ligado, templado, arrastrando la muleta por el suelo, con hondura y profundidad, con sentimiento..., pases que acababan detrás de la cadera, pases eternos, ... Para colmo el toro empezó a venirse arriba.
El toro tenía defectos que el torero iba corrigiendo con su buen hacer.
Cada serie era jaleada por el público, el torero se rompió con el animal y la faena llego a cotas insospechadas.
Finalizando la faena la banda paró y el torero fue a por la espada. Antes de disponerse a matar, el torero le dió otra tanda, el director de la banda emocionado volvió arrancar la música, esta vez con el pasodoble "Manolete" y el torero siguió toreando. La emoción, la torería, el sentimiento y el arte corrían a raudales por la plaza.
A título personal hubo momentos en que, de la emoción, no me salían los oles de la garganta, estaba compungido, ... la plaza era un manicomio.
La gente en pié, sin parar de gritar oles y aplaudir, la plaza era un clamor, ...
El público empezó a pedir el indulto del toro ... finalmente el presidente cedió (no quería en un primer momento, o al menos eso pareció) y lo concedió (para mí, visto ahora fríamente, el toro no era de indulto por varios motivos que no viene al caso ahora comentar, pero el 99% de la plaza lo pedía).
'Liderado' (de la ganadería Torreherbero) que así se llama el toro, tuvo suerte de haberse topado con Finito de Córdoba. Entre las virtudes del animal destacamos su gran nobleza, embistió casi siempre humillando, tuvo mucha clase en su embestida, y fué siempre de menos a más.
El resto de la corrida, ... que más da. Después de la faena al 4º toro, el resto carece de importancia. Pese a todo, destacar que Castella se la jugó una vez más, para intentar no quedarse atrás respecto a sus dos compañeros. No lo llegó a conseguir.
Que alegría, gozo y regocijo. La fiesta nacional, un toro bravo y un figurón del toreo, hicieron ayer que me emocionara como no lo hace ningún otro arte (lo que se pierden algunos, ministras incluidas).
El fin de semana que viene más, Dios mediante, veo otra vez a Finito en Cádiz, esta vez en San Fernando, a ver como se da la cosa...

No hay comentarios: