sábado, 28 de julio de 2007

Respeto por el TORO

Nunca me ha gustado especialmente el rejoneo, pero ayer pude asistir a una corrida mixta en Constantina (Sevilla) donde toreaban Finito y Manzanares junto con Pablo Hermoso de Mendoza (el que dicen uno de los mejores rejoneadores de la historia).
He de reconocer que me gustó mucho la elegancia del movimiento de los caballos en la cara del toro, fue todo un espectáculo. Se comprende facilmente que Pablo Hermoso llene plazas todos los días.
El rejoneo no me gusta basicamente porque en mi opinión la superioridad del caballo y el hombre frente a un toro bravo afeitado es demasiada, demasiadas ventajas frente al toro. Y aunque esto sea así, siempre bajo mi punto de vista, reconozco que es un gran espectáculo.
PERO, y aquí viene mi pero, tengo que comentar un detalle que me desagradó especialmente. Ayer Pablo Hermoso cortó un rabo en su primer toro. Tuvo como oponente un toro bravo, con muchisima movilidad y encastado. Acabando la faena, cogió el rejón de muerte y dió una estocada completa. Con todo el espadazo en el cuerpo y desde el centro de la plaza el toro tuvo aún un arraque de casta y bravura y volvió a acometer contra caballo y jinete. Finalmente, en pleno centro de la plaza y con el toro en pié, pese a estar practicamente muerto, el caballo se le acercó por detrás y comenzó a morderle. ¿Es esto valentía cuando el toro apenas podía moverse? la gente jaleó este hecho, y el rejoneaador sonreía.
Personalmente me pareció de un mal gusto tan espectacular como su faena. Someter a esta humillación al toro bravo que había dado la vida en la plaza, hacerlo cuando el toro ya no podía defenderse (ni siquiera moverse), me pareció una falta de respeto al toro, AL TORO BRAVO que da nombre a nuestra fiesta nacional.
Que esto lo haga Pablo Hermoso de Mendoza, el número uno del rejoneo me pareció peor aún. Y es que si el rejoneador es alguien hoy día es gracias a este animal. No entiendo a que vino esta, a mi entender, ofensa al toro bravo, esta falta de sensibilidad.
Quizá mi crítica sea poco entendida por algunos, quizá algunos piensen que tengo una idea de la fiesta demasiado romática, pero si le quitamos a la fiesta el romanticismo, el arte, la honorabilidad del torero en una lucha contra la fiera, el respeto al toro y al torero, etc., si nos olvidamos de todo esto dejaremos este fiesta (según Lorca, la más culta del mundo) en un simple deporte o espectáculo, dándole más razones a los antitaurinos.

domingo, 8 de julio de 2007

Crónica del sueño de una tarde-noche de verano

Esta es la crónica del sueño de una tarde-noche de verano en Lucena, Córdoba, España.
Ayer cogí el coche a las 5 de la tarde con 40 grados a la sombra y me fui a Lucena, Córdoba. 150 kilómetros desde Granada. Y es que allí reaparecía Juan Serrano "Finito de Córdoba", que toreaba junto a Castella y Talavante, los toreros de moda.
Llegué, compré mi entrada de los toros, esperé una hora y a las 20h:15' comenzó la corrida.
La corrida empezó mal, toros sin fuerza y descastados, ..., pese a todo Finito cortó 1 oreja en su primero y Talavante 2 en el suyo (las 3 orejas facilonas); Castella no pudo hacer nada con un inválido de libro.
Por fin salió el cuarto toro, salió FINITO a torear con el capote, y lo hizo "de cine" ..., la expectación comenzó a subir. Luego hizo un quite "por delantales" muy sentidos. La temperatura en la plaza subía por momentos.
Para cuando Finito cogió la muleta, el rum rum de la plaza y la actitud del torero presagiaba que algo iba a pasar.
Y vaya que si pasó, llegó la locura, toreo de ensueño, ..., toreo largo, ligado, templado, arrastrando la muleta por el suelo, con hondura y profundidad, con sentimiento..., pases que acababan detrás de la cadera, pases eternos, ... Para colmo el toro empezó a venirse arriba.
El toro tenía defectos que el torero iba corrigiendo con su buen hacer.
Cada serie era jaleada por el público, el torero se rompió con el animal y la faena llego a cotas insospechadas.
Finalizando la faena la banda paró y el torero fue a por la espada. Antes de disponerse a matar, el torero le dió otra tanda, el director de la banda emocionado volvió arrancar la música, esta vez con el pasodoble "Manolete" y el torero siguió toreando. La emoción, la torería, el sentimiento y el arte corrían a raudales por la plaza.
A título personal hubo momentos en que, de la emoción, no me salían los oles de la garganta, estaba compungido, ... la plaza era un manicomio.
La gente en pié, sin parar de gritar oles y aplaudir, la plaza era un clamor, ...
El público empezó a pedir el indulto del toro ... finalmente el presidente cedió (no quería en un primer momento, o al menos eso pareció) y lo concedió (para mí, visto ahora fríamente, el toro no era de indulto por varios motivos que no viene al caso ahora comentar, pero el 99% de la plaza lo pedía).
'Liderado' (de la ganadería Torreherbero) que así se llama el toro, tuvo suerte de haberse topado con Finito de Córdoba. Entre las virtudes del animal destacamos su gran nobleza, embistió casi siempre humillando, tuvo mucha clase en su embestida, y fué siempre de menos a más.
El resto de la corrida, ... que más da. Después de la faena al 4º toro, el resto carece de importancia. Pese a todo, destacar que Castella se la jugó una vez más, para intentar no quedarse atrás respecto a sus dos compañeros. No lo llegó a conseguir.
Que alegría, gozo y regocijo. La fiesta nacional, un toro bravo y un figurón del toreo, hicieron ayer que me emocionara como no lo hace ningún otro arte (lo que se pierden algunos, ministras incluidas).
El fin de semana que viene más, Dios mediante, veo otra vez a Finito en Cádiz, esta vez en San Fernando, a ver como se da la cosa...